Monday, May 07, 2007

“Crack”

Esta palabra es muy socorrida en el medio futbolero para etiquetar a aquellos futbolistas que sobresalen por sus cualidades. Sin embargo, también esta palabra es la onomatopeya del sonido que se produce cuando algo truena o revienta. No cabe duda que este es el sonido más temido para cualquier futbolista. Normalmente, ese ruidito significa que tienes una lesión seria. Todos estamos expuestos a lesionarnos, y sin embargo, entramos a la cancha a jugar con la firme idea de que “a mi no me va a pasar”. Desde luego esta es la forma correcta de enfrentar cada juego. Si entras al campo pensando que te vas lesionar, de seguro se te va a cumplir tu “deseo”.

Hay futbolistas propensos a lesionarse, y al mismo tiempo, hay otros que parecen de hule. Dos ejemplos me vienen a la mente para ilustrar este punto. No cabe duda que los dos mejores futbolistas que ha dado México en los últimos 30 años son Rafael Márquez y Hugo Sánchez. Es inevitable comparar las carreras de ambos jugadores en referencia a las lesiones. En el caso de Rafa Márquez, parece que está hecho de papel, ya que se lesiona a cada rato (y ya alguna vez en algunos de sus supuestos traspasos a Italia y antes a Barcelona, se mencionó esta propensión a perder partidos por lesión como uno de los problemas para su contratación). En contraparte, recuerdo como Hugo Sánchez nunca se lesionó de seriedad, sino hasta el final de su carrera. Era rarísimo que perdiera algún juego por lesión, y gracias en gran parte a ello alcanzó la cantidad de goles que metió.

A veces me pregunto cuantas carreras ilustres se habrán cortado antes de iniciar en el profesionalismo por alguna lesión. ¿Habrá existido otro Maradona por ahí, que nunca alcanzó a jugar en Primera División porque se rompió una rodilla a los 19 años? Yo estoy seguro que sí.

Es curioso, pero la mayoría de la gente que no juega futbol piensa que las lesiones en este juego son parte inherente a un deporte de contacto. Lo más curioso, es que, en general, las lesiones serias no son producto de alguna falta o golpe, sino por movimientos que realiza el futbolista. La ruptura de ligamentos por rotación de la rodilla dejando el pie plantado, el esguince de tobillo por “pisar mal” y los desgarres musculares normalmente no tienen nada que ver con patadas. Desde luego, hay “honrosas” excepciones, ya que a veces literalmente un jugador truena a otro (como aquellas planchas del trinitario Elcock a Cuauhtemoc Blanco y del desconocido americanista Carrillo a Ramón Ramirez).

La verdad es que la mayoría de los jugadores no valoramos enteramente la salud de nuestras piernas hasta que la perdemos. Si bien yo puedo decir que nunca desperdicié una posibilidad de jugar futbol y siento que disfruté ampliamente cada unos de los juegos que disputé, la verdad es que siempre me visualicé sin lesiones serias.

Así es, hasta antes de junio del 2006, yo estaba seguro de dos cosas: que las articulaciones de mis piernas eran muy resistentes y que no era supersticioso. Pero aquel 6 de Junio del 2006 (sí, el mismísimo y supersticiosamente temido “666”) en la noche comprobé lo contrario. En una jugada sin ningún chiste, simplemente queriendo cortar en la carrera al jugador contrario que llevaba el balón, no se que movimiento hice pero algo tronó, me dolió como la fregada, y me fui de espaldas al suelo.

El diagnóstico: ruptura de ligamento anterior de la rodilla izquierda. La solución: cirugía. Tiempo de rehabilitación: 6 meses (eso dicen). Como mencioné, nunca lo ves venir (deseas que no suceda nunca y agradeces cuando no sucedió), pero hasta que oyes las palabras del doctor te cae el veinte. Te salen mil preguntas, donde la primera, desde luego, es ¿cuándo puedo volver a jugar fut?

La operación en sí es una carnicería: te quitan un pedazo de tendón de la misma rodilla, y con ese pedazo te hacen un ligamento nuevo, que fijan con dos tornillos, uno al femur y otro a la tibia. Pero bueno, te dicen que el “nuevo” ligamento es igual o más resistente que el anterior.

Aún siguiendo al pie de la letra las indicaciones del doctor y del terapeuta, por “angas o por mangas”, estoy por cumplir 10 meses de operado y apenas me dijo el doctor que a partir del 15 de Mayo puedo jugar competitivamente (por lo menos ya estoy jugando cáscaras). Es decir, cuatro meses más de lo planeado. Claro, ya no tengo 20 años, me dicen por ahí.

Yo tenía cerca de 22 años de jugar casi ininterrumpidamente unas tres veces a la semana en promedio. Así que después de diez meses de convalecencia y rehabilitación, verdaderamente valoras el tener piernas sanas y el jugar futbol. Así que ahora me da mas coraje ver como la gente falta a los juegos por estar crudos o desvelados. Ya alguna vez hablé de la esencia del futbol y varias veces he llamado la atención sobre lo negativo que son para el juego los jugadores marrulleros. Ahora más que nunca, pienso que tengo razón. Un jugador sano, debería de disfrutar cada partido, y buscar jugar por gusto, y no sólo por ganar a costa de lo que sea.

Alguna vez leí una frase de R.W. Emerson, que decía algo así como que el peor analfabeta no es aquel que no sabe leer o escribir, sino aquel que sabiendo leer y escribir, ni lee ni escribe. Yo modificaría esta frase en el sentido estrictamente futbolero, diciendo que el peor futbolista no es aquel que no sabe jugar, sino aquel que pudiendo jugar y disfrutar el futbol, ni lo juega ni lo disfruta…..

Por Sergio "el Cañón Vasco" Viso